domingo, 29 de abril de 2012

Sobre la presentación del nuevo libro de Carlos René García Escobar, que recopila la tradición oral.

Por Marco Tulio Monzón


Carlos René García Escobar (foto de archivo)

Cuando el sol empezaba a abandonar el cielo chapín y el horizonte guardaba la redonda y dorada silueta, como alcancía que guardaba en su interior el contenido valioso de un día más, un grupo de personas vinculadas con el qué hacer cultural se reunía en el Centro Cultural Luis Cardoza y Aragón, de la Embajada de México en Guatemala.

Era una tarde noche de esas que atraen a los intelectuales, a los escritores y a los curiosos que en algunos casos asisten más por amistad que por interés a los temas. Se aproximaba la hora y cuando la ausencia de luz natural ya había exigido la iluminación artificial, el protagonista del acto llegaba orgulloso del material que en pocos minutos sería presentado oficialmente al mundo literario.

Los designados para realizar la presentación del libro llegaban informalmente elegantes, -las etiquetas y la corbata ya no se acostumbran en estos casos- con sus mejores discursos en la mente, para elogiar y describir el trabajo investigativo del autor.

La hora había allegado y el acto empezaba con una concurrencia aceptable, marco suficiente para que Mario Roberto Morales, escritor guatemalteco ganador del Premio Nacional de Literatura 2007, hiciera una breve semblanza del libro, resaltando el trabajo investigativo difícil de por sí, dado el tema que involucra principalmente la tradición oral. Por su parte Ricardo Sáenz de Tejada, otro gran intelectual de nuestro medio, hacía lo propio, resaltando el valor de la palabra, preservada a través de varias generaciones, que conforman parte del patrimonio intangible nacional. Mientras se resaltaban las cualidades del trabajo, el autor, antropólogo e investigador Carlos René García Escobar, se preparaba para comentar su sueño de tantos años, convertido hoy en una palpable realidad.

A su turno García Escobar contaba algunas anécdotas de la labor de campo realizada en diferentes comunidades, entrevistas con los portadores de la herencia cultural, documentos escritos en hojas sueltas perdidos entre el trajín de la actividad y el descuido de los chiquillos, manuscritos manchados y desechados pero retenidos en la sabia y fresca memoria de los ancianos como álbum fotográfico, y la recolección final que daba vida a aquel enjambre de versos y rimas, un documento investigativo que ha de servir para muchas generaciones que contarán con el testimonio impreso de las tradiciones que en los pueblos más lejanos y en nuestras periferias aún se practican con el mismo amor, la misma identidad y la misma frescura de la vivencia de los tatarabuelos.

Cuando todo mundo estaba en sus hogares, cenando, charlando sobre las actividades del día o llenándose de notas rojas en el noticiero, en la zona 10 de la ciudad capital, salía a luz el libro Parlamentos y Recitados en las Danzas Tradicionales de Guatemala, recopilación de los diálogos de las diversas danzas que se practican en las fiestas de las diversas comunidades del país.

Un legado histórico, que permite la sobrevivencia de nuestro patrimonio intangible.