lunes, 2 de julio de 2012

NOVELA: 300

300


LA NOVEDAD DEL ARCHIVO DE LA PN
EN LA ACTUAL LITERATURA GUATEMALTECA

Carlos René García Escobar
Guatemalteco
Antropólogo. Escritor.


El descubrimiento fue fortuito como ha sido la mayoría de descubrimientos en la historia pero no pudo ser menos oportuno. Ocurrió en un momento en que no han pasado totalmente las generaciones que vivenciaron lo hechos y que aun pueden reclamar justicia para los responsables y hechores de los mismos.

Es una larga historia de desaparecidos por homicidio y por el desaparecimiento mismo. Sus causas radican en una peculiar concepción del patriotismo y la civilidad por parte de quienes perpetraron tales delitos en forma tan sistematizada y cruel. La guerra fría tuvo en estos hechos su más deshumanizada, descarnada e infernal expresión.

Fue en el año 2005 cuando una extraña explosión causó un incendio en un edificio abandonado del cuartel de la Policía Nacional en la zona 6 de la ciudad de Guatemala. Se trataba de su famoso Archivo, cuya existencia siempre se negó, que contenía documentos, libros, fotografías y disquetes apilados en enormes torres de papel en habitaciones sucias y malolientes abundantes en alimañas propias de estos antros. Luego de las vicisitudes del hallazgo ya se ha logrado ejecutar su clasificación y digitalización por personal de la Procuraduría de los Derechos Humanos, PDH, y empieza ahora a funcionar como auténtica fuente de datos con el objeto de encontrarse con los hechos reales ejecutados para la desaparición y ejecución criminal de miles de guatemaltecos y guatemaltecas que desde muchas décadas hasta 1996, fueron vejados y desaparecidos de esta vida terrenal.

Rafael Cuevas Molina, es un artista pintor y escritor guatemalteco residente en Costa Rica, cuyo hermano fue desaparecido, delito perpetrado por las fuerzas oscuras y represivas del gobierno de los años iniciales de los 80. En tal virtud, luego de cierta investigación a propósito de su hermano, articuló los textos que estructuran el presente compendio titulado 300, el número con el que en sus fichas el Archivo identifica a quienes fueron ejecutados por tales fuerzas represivas.

Nos hallamos pues a la vista de un compendio de entrevistas propias de su creatividad documentada, en las que distintos personajes, todos relacionados de una y otra manera con el Archivo, muestran en sus declaraciones su posición personal a este respecto, unos y unas que allí trabajaron como oficinistas encargados de la documentación de los partes policiacos que les llegaban a sus escritorios, otros que, como familiares directos, llegaban allí a buscar datos de sus ausentes, otros más en calidad de agentes de investigación, “orejas” o “judiciales” en el habla popular, que trabajaban en la captura de los señalados y además les aplicaban la tortura para hacerlos confesar realizando los registros respectivos que fueron quedando como fichas, labor a cargo de los oficinistas del Archivo.

A través de la lectura de tantos testimonios, como decíamos debidamente documentados, nos percatamos que nuestro escritor logra reflejar el modo de ser y de pensar de la sociedad guatemalteca en los estratos populares y anónimos que sufrieron la ignominia de la represión estatal a sus familiares por lo que contextualizaríamos este libro como un ensayo propio del testimonio literario, cuyas fuentes de acopio se muestran en la última página, (pág. 157), al estilo de una novela experimental, -ensayo/novela-, pues los testimonios logran estructurar con sus declaraciones una trama o asunto con el tema del Archivo, generalizado a través de esta relación entre personajes identificados socialmente con la violencia de esos años antidemocráticos de represión, llevándonos a un final abierto determinado por la estructura de la composición literaria. Los personajes mostrados van quedando solos e individualizados, aunque nos queda como lectores, la sensación de habernos percatado de una serie de hechos y personajes que nos describen la función cotidiana del famoso Archivo y de nuevo la función que ahora tiene después de haber sido descubierto, estableciéndose como fuente referencial para la búsqueda y encuentro de familiares desaparecidos y, en consecuencia, para la final aplicación de la Justicia contra quienes cometieron estos delitos según su responsabilidad en tan infames hechos de lesa humanidad.

300 es ya un libro a leer en una escala sin distinción de edades pues su lectura es libre de estilizaciones literarias rebuscadas, sin contenidos complicados que lleven a reflexiones estériles, todo lo contrario, es asequible, y los textos, uno por entrevista, son lo suficientemente cortos como para no cansar su lectura. Una realidad nacional queda aquí retratada ágil y certeramente. La realidad de un pueblo combativo, luchador, desencontrado, ingenuo, con esperanzas y finalmente, conformista con su destino.

300 ganó el Premio Certamen Una Palabra 2010 en Costa Rica y fue editado por la EUNA, Costa Rica en 2011. 157 pp.

domingo, 10 de junio de 2012

Carta de Carlos René García Escobar y el cuento: PONT VELL

Nueva Guatemala de La Asunción


(10-06-2012).


Mis queridos familiares, amistades y colegas:

Tengo el infinito placer de dirigirme a Uds. para contarles que contra los pronósticos de los médicos salí bien librado de cuatro operaciones que se me practicaron en un mes diez días incluida la más delicada, la del cáncer en el colon. Esta encrucijada que me tocó vivir en tan pocas semanas ha sido un calvario odiseico. La batalla contra la muerte fue ganada esta vez y nuevamente “Caronte no vino a su destino. No hubo mar, lago ni laguna que atravesar”*. Por ello me congratulo y ahora me dispongo a agradecer en lo abstracto a las energías superiores que no me abandonaron en estos trances quirúrgicos y en lo concreto a todas las personas constituidas en distintas redes sociales que unificaron sus energías haciendo oración por mi persona. A mi esposa Ruth y a nuestros hijos Anaís y Carlos Ariel, a mis familiares en Guatemala por parte de mi padre, a mis familiares en Los Ángeles, EEUU y en Ciudad Arce , El Salvador, por parte de mi madre, a mi hermano José Luis (Pepe) quien casualmente estaba en esos días en Jerusalén por razones de trabajo y oró por mí y todos nosotros en el muro de los lamentos de aquella ciudad, a mi hermana Silvia Maritza quien mantiene una cadena de oración en San Cristóbal Las Casas, Chiapas, México, a mis colegas antropólogos de la Escuela de historia de la USAC, a mis amigos escritores del Centro PEN Guatemala y de la Comunidad de Escritores de Guatemala, a mis amigos de Ontinyent en Valencia, España, a mis amigos antropólogos de México, el Perú y el Brasil que asistimos al I Congreso Internacional de Embajadas de Moros y Cristianos en Ontinyent, España en julio del 2010, a mis compañeros de la cofradía del Baile de Toritos y del de Moros y Cristianos de la aldea Lo de Bran, Mixco, Guatemala, a mis amigos de la Estudiantina Monteflor. Todos los mencionados estuvieron pendientes de mi salud y organizaron y realizaron cadenas de oración al respecto. Por favor imagínense lo agradecido que me siento con todos Uds. por estas muestras de amistad y de cariño que me prodigaron deseando y pidiendo que todo me saliera bien. Todo eso no se puede pagar con los bienes terrenales que conocemos. Me queda sólo reconocerlo humildemente y comprometerme a fortalecer mi amistad y mi solidaridad sinceras para con todos. Las mismas fuerzas superiores convocadas los habrán de bendecir en sus vidas en esta y su siguiente generación.

En mis días de convalecencia en el hospital encontré el tiempo necesario para escribir a mano un cuento que me venía dando vueltas desde hace meses. Como una muestra de gratitud se los adjunto en su calidad de inédito. Autorizo su publicación a quienes quieran hacerlo con la condición que me avisen por qué medio lo harán. Como verán está dedicado a mis amigos de Ontinyent quienes han estado pendientes de mi salud y hasta me mandaron fotos del motivo principal de esta historia.

Bendiciones y como siempre

Un abrazo fraternal y solidario

Carlos René García Escobar

PONT VELL


Carlos René García Escobar

Dedicado a
José Luis Mansanet Ribes
José Antonio Sirvent Mullor*
Juan Antonio Alcaraz

Con quienes he compartido a lo largo
de veinte años el conocimiento científico
de las Fiestas y las Danzas de Moros y
Cristianos tanto en España como en América.

De la loma que hace sombra al río allá abajo viene bajando ligeramente una joven mujer de cabellos largos y ondulados rodeando con su brazo izquierdo una ánfora cuya base se asienta en su cadera que equilibra sus movimientos con el balanceo de su brazo derecho. Su vestido va de sus hombros a las rodillas y también se mueve ligeramente dados sus pasos ansiosos por llegar allá abajo donde se extiende de una orilla a otra del río el famoso pont vell, construido en las viejas épocas iniciales del siglo XVI, diseñado para bajar a recoger agua y, en las trillas de sus contrafuertes, los descansos triangulares de sus muros, conversar socialmente y luego, como lo hacen todos los puentes, comunicar a los vecinos de las aldeas cercanas soportando el peso de los carruajes halados por animales de carga y el de los cotidianos transeúntes.

Las aldeas y su puente están inmersas bajo el dominio de habitantes musulmanes de origen que, a la postre, luego de más de quinientos años de invasión conquistadora han generado cierto mestizaje con los habitantes originarios de la región. Han convivido a través del tiempo conservando diferencias culturales, políticas y religiosas, a pesar de la reciente victoria reivindicadora de los Reyes católicos sobre el poder político árabe. De ahí que los aldeanos conviven entre todos sustentando tradiciones y costumbres contradictorias que se desenvuelven entre mutuos respetos pero, también, en el fragor de los intereses personales individuales y familiares.

La joven mujer ha llegado al río y luego busca debajo del puente. Allí está un hombre joven, broncíneo, barbado, semidesnudo, esperándola. Ella toma agua para su ánfora fingiendo no verlo y vigilando los alrededores. Él se le acerca y le habla. Entonces se van hacia lo más oscuro. El ruido del agua no permite escuchar los murmullos de voces que se suscitan pero que se notan agitadas y ansiosas. De repente salen ambos del agua y se dirigen al puente donde se sientan en uno de sus descansos para conversar y esperar algo o a alguien.

Es el caluroso medio día. Los muros de piedra que rodean las orillas del río despiden el calor pero el paso del agua y sus pequeñas cataratas que se forman bajo el puente provoca sentir y respirar aire fresco. Las nubes ondean en un cielo abierto y azul. Es el cielo de Ontinyent, región tierra adentro de Valencia.

Nadie ha llegado a esa cita si se esperaba a alguien, pero en cierto momento se oyen voces bajo del puente y la pareja baja presurosa a contactarse con los misteriosos visitantes. El ánfora queda olvidada en el descanso.

Efectivamente, un grupo de hombres morenos los recibe con movimientos de urgencia y todos juntos caminan siguiendo el curso del río, o sea, río abajo, hasta donde se encuentra una canoa a la que suben presurosos a la muchacha y todos adentro emprenden una tortuosa navegación que los llevará al mar, el Mediterráneo, donde habrá una barcaza que los conducirá a lejanos destinos.

El ánfora, todavía con agua, queda en pont vell como mudo testigo de una fuga de amor, o, del furtivo rapto de una doncella.

Años después, en tierras muy lejanas llamadas las Indias una familia de apellido Belloponte, sentaba sus reales e iniciaba una nueva relación social con sus habitantes. Se trataba de un territorio de naturaleza tropical desconocida y novedosa para ellos, llamado también el Nuevo Mundo.

Comenzaban a disfrutarla en medio de nuevos pero ya experimentados conflictos culturales con los habitantes encontrados en cuanto a viejas tradiciones y costumbres que se entremezclaban, produciendo un mestizaje originario que predominaría en estos descubiertos territorios allende los mares del ahora Viejo Mundo.

Los Belloponte abandonaron con el tiempo su antiguo pasado que originó su apellido, no así entre muchas cosas el ánfora, que se convertiría nuevamente en las ánforas mayólicas producidas en las grandes ciudades coloniales de la Indias Occidentales del Trópico americano.

2/6/2012

*Por nuestro primer encuentro personal durante el I Congreso Internacional de Embajadas de Moros y Cristianos en Ontinyent, Valencia, julio del 2010 y por su leyenda Miriam, en Escrito en Elda.

Agradezco a los fotógrafos Valen Bataller, Rafa Penadeés y Rafa Forneés las fotografías de Pont Vell enviadas a mi persona por intermedio de Juan Antonio Alcaraz Argente.

jueves, 17 de mayo de 2012

Centro PEN Guatemala

Centro PEN Guatemala

Estimados colegas: El nuevo Consejo Editorial de la Revista Códice, presidido por Dennis Escobar, los invita a enviar sus aportes literarios para que sean conocidos y aprobados para su publicación en el próximo número de la revista. Mucho agradeceremos que su colaboración la realice cuanto antes. Adjuntamos un documento que les puede servir como lineamiento. -- Dennis Escobar Galicia





Políticas Editoriales del Centro PEN Guatemala


Se entiende por políticas editoriales al conjunto de lineamientos que el Centro PEN Guatemala le da a sus medios impresos y electrónicos, en tanto expresiones de su creación y de sus actividades. Los principios que rigen dichas políticas son: libertad de expresión constitucionalmente vigente y principio fundamental del PEN Internacional; legislación sobre derechos de autor o de propiedad intelectual y derechos de los lectores a recibir los bienes de la cultura en general.

Las políticas editoriales corresponden a las siguientes acciones:

• Promover la creación de materiales publicables.

• Normar los requerimientos para la publicación de los escritos aprobados.

• Publicar y difundir nacional e internacionalmente los productos editoriales.



El Consejo Editorial es el encargado de ejecutar las políticas editoriales. Está integrado por tres miembros elegidos por la Junta Directiva del Centro PEN Guatemala. Entre ellos se elige un director. Las atribuciones del consejo son:

• Programar anualmente las publicaciones.

• Diseñar los formatos.

• Acopiar materiales para publicar.

• Editar y autorizar las publicaciones.

• Supervisar la distribución de las publicaciones.

Son publicaciones del Centro PEN Guatemala:

• Página Web del Centro PEN Guatemala.

• Revista impresa Códice.



Revista Códice

Medio impreso y electrónico en PDF que difunde nacional e internacionalmente los trabajos de creación artística (géneros literarios y periodísticos) de los miembros del Centro PEN Guatemala, así como de colaboradores que de una u otra manera estén vinculados con la organización.

La Revista Códice, de distribución gratuita, será el medio de divulgación trimensual que reflejará la creación literaria, el quehacer y la opinión de sucesos coyunturales relacionados con la libertad de expresión y de pensamiento.

La Revista incluirá secciones con temas relacionados a la producción literaria, noticias del PEN Guatemala y de otros países, así como del PEN Internacional. Además entrevistas, comentarios o ensayos sobre temas conexos con el arte, el periodismo y la literatura. Los escritos deben ser inéditos.

Los escritos a publicar no deben exceder de 1500 caracteres en tamaño 12. Se aceptarán propuestas para ilustrar los contenidos, pero las mismas quedarán a total criterio del Consejo Editorial.

La revista contendrá las siguientes secciones:

• Editorial: reflejará la opinión institucional sobre hechos trascendentales de la cultura o relacionados con la libertad de expresión.

• Análisis político: opinión sobre temas coyunturales de la cultura, especialmente lo literario, o relacionados con la libertad de expresión.

• Espacio literario: inclusión de narrativa, cuentística, poética, ensayística.

• Entrevista: sobre temática literaria o la relacionada con los principios constitutivos del PEN.

• Reseñas de libros: preferentemente de literatura y de autores nacionales.

• Otros: caricaturas, fotografías, pinturas u otras expresiones artísticas icónicas.

Las opiniones vertidas incumben a los autores y al Consejo Editorial.

Apoyamos la reproducción del material publicado en la Revista Códice, siempre y cuando se cite la fuente: Revista Códice del Centro PEN Guatemala.

Guatemala, 15 de mayo de 2012.



miércoles, 9 de mayo de 2012

Cuento de palo

Este es uno de los cuentos publicados por Editorial Letra Negra en el libro “Pasos De Perro Ajeno”, del guatemalteco Maco Luna.


Ilustración: Alejandro Azurdia/s21



Era el veintiocho de octubre por la noche. Con un montón de instrumentos descendimos por la rampa de cemento y entramos en el patio principal. El cielo presagiaba tormenta o, por lo menos, lluvia fuerte. Nos instalamos en un cuartito sellado con ventana ciega. La gente que se encontraba en la casa daba señales de haber chupado desde el mediodía. Claro que esto no nos importó para aceptar el compromiso de amenizar la ocasión.

Después de arrastrar algunos muebles, los instrumentos quedaron puestos para sonar la música tradicional de nuestro pueblo.

A las ocho y veintitrés, la clientela sudaba alcohol por todos lados. Los hombres parecían damas y las mujeres parecían caballeros. Contorsionaba el sexo indefinido a la caricia del hormigo. Excitaban los híbridos al compás del blues, las cumbias, los corridos, el seis por ocho y al son de nuestras costumbres.

Un muchacho zangoloteaba un cuerpo de cabello corto que llevaba una minúscula falda negra apretada y tenía una bocota carnosa. Como fuera le enroscaba los brazos con sobijeo, y el patojo, muy borracho, le pasaba la lengua en el cuello, en las orejas; le chupaba el sudor del pabell6n. Él –muy pedo– no se percataba de que el feminoide, revestido de deseo, cerraba las pestañas postizas.

En el intermedio de las tandas yo salía al patio para recibir el fresco nocturno y allí observaba la variedad de seres raros, como extraterrestres, enanos, lesbianos, apestosos a perfumes dulzones y penetrantes. Una habitación plateada me jaló el ojo. El interior de la recámara resplandecía de un rojo vivo y, decidido, entré. “Con permiso. ¿Puedo pasar? Sí, claro, estás en tu casa”, me contestó el mero dueño del festeje. Llamábase Erika, más conocida como la Cuqui, ella era un marica de vaso mayor en el centro espiritista. Precisamente hoy, la Cuqui le celebraba su día a San Simón. “Oí tus cuetes. Tomate tu trago, cabrón. Baila tu marimba, que estamos contentos, patrón”.

Me senté, contemplé el altar. Siete gradas doradas repletas de flores naturales y de plástico, veladoras de las siete potencias y de potencia normal; comida, guaro y cigarros era el camino del trono mayor.

¡ÉI estaba allí!

Un traje gris de casimir inglés y un sombrero de fieltro oscuro cubrían el cuerpo del muñeco. En una mano sostenía media docena de puros, mientras que la otra se apoyaba sobre un bastón de madera bien tallado. El bigotón oscurecía sus labios. De los negros ojos salía, un frío mirar de maniquí.

Le busque los pies, un par de zapatitos de charol salieron a mi encuentro gritando que la camisa y la corbata estaban a la última moda.

La gente, postrada de rodillas, se tragaba los octavos hasta ver a Dios. Parecía mentira que la figurilla produjera tal sincretismo entre lo pagano, cristiano, mundano y culto al ano.

Me quedé pensando un rato en el resplandor púrpura del altar y salí presuroso a seguir tocando La Pasión según el japiberdey.



Publicado 06.11.2011
00:05

Magacín Siglo21

lunes, 7 de mayo de 2012

CARLOS RENE GARCÍA ESCOBAR PRESIDENTE HONORARIO DEL CENTRO PEN GUATEMALA

Queridísimos amigos escritores y escritoras: El presente es para expresar mi muy sentido agradecimiento por el reconocimiento que el día de ayer me otorgaron mis colegas directivos y miembros del Centro Pen de Escritores de Guatemala. Lo llevaré siempre en lo profundo de mi corazón y como recuerdo de lo hecho les adjunto las imágenes que se tomaron en el marco de la Escuela de Arte Plástico que un grupo de artistas pintores hacemos funcionar gratis los sábados desde hace cinco años en un parquecito de la Colonia donde vivo.

Con un abrazo solidario

Carlos René García Escobar






Estimado Carlos: Tus amigos del PEN, fraternalmente, te desean tu pronta recuperación para que sigas brillando en el firmamento de las letras guatemaltecas.


domingo, 29 de abril de 2012

Sobre la presentación del nuevo libro de Carlos René García Escobar, que recopila la tradición oral.

Por Marco Tulio Monzón


Carlos René García Escobar (foto de archivo)

Cuando el sol empezaba a abandonar el cielo chapín y el horizonte guardaba la redonda y dorada silueta, como alcancía que guardaba en su interior el contenido valioso de un día más, un grupo de personas vinculadas con el qué hacer cultural se reunía en el Centro Cultural Luis Cardoza y Aragón, de la Embajada de México en Guatemala.

Era una tarde noche de esas que atraen a los intelectuales, a los escritores y a los curiosos que en algunos casos asisten más por amistad que por interés a los temas. Se aproximaba la hora y cuando la ausencia de luz natural ya había exigido la iluminación artificial, el protagonista del acto llegaba orgulloso del material que en pocos minutos sería presentado oficialmente al mundo literario.

Los designados para realizar la presentación del libro llegaban informalmente elegantes, -las etiquetas y la corbata ya no se acostumbran en estos casos- con sus mejores discursos en la mente, para elogiar y describir el trabajo investigativo del autor.

La hora había allegado y el acto empezaba con una concurrencia aceptable, marco suficiente para que Mario Roberto Morales, escritor guatemalteco ganador del Premio Nacional de Literatura 2007, hiciera una breve semblanza del libro, resaltando el trabajo investigativo difícil de por sí, dado el tema que involucra principalmente la tradición oral. Por su parte Ricardo Sáenz de Tejada, otro gran intelectual de nuestro medio, hacía lo propio, resaltando el valor de la palabra, preservada a través de varias generaciones, que conforman parte del patrimonio intangible nacional. Mientras se resaltaban las cualidades del trabajo, el autor, antropólogo e investigador Carlos René García Escobar, se preparaba para comentar su sueño de tantos años, convertido hoy en una palpable realidad.

A su turno García Escobar contaba algunas anécdotas de la labor de campo realizada en diferentes comunidades, entrevistas con los portadores de la herencia cultural, documentos escritos en hojas sueltas perdidos entre el trajín de la actividad y el descuido de los chiquillos, manuscritos manchados y desechados pero retenidos en la sabia y fresca memoria de los ancianos como álbum fotográfico, y la recolección final que daba vida a aquel enjambre de versos y rimas, un documento investigativo que ha de servir para muchas generaciones que contarán con el testimonio impreso de las tradiciones que en los pueblos más lejanos y en nuestras periferias aún se practican con el mismo amor, la misma identidad y la misma frescura de la vivencia de los tatarabuelos.

Cuando todo mundo estaba en sus hogares, cenando, charlando sobre las actividades del día o llenándose de notas rojas en el noticiero, en la zona 10 de la ciudad capital, salía a luz el libro Parlamentos y Recitados en las Danzas Tradicionales de Guatemala, recopilación de los diálogos de las diversas danzas que se practican en las fiestas de las diversas comunidades del país.

Un legado histórico, que permite la sobrevivencia de nuestro patrimonio intangible.