miércoles, 27 de febrero de 2013

IX CONGRESO CENTROAMERICANO DE ANTROPOLOGÍA.

PALABRAS DE GRATITUD POR EL HOMENAJE Y LA DEDICACIÓN DEL IX CONGRESO CENTROAMERICANO DE ANTROPOLOGÍA.


Me aboco al más puro ejercicio reflexivo dialéctico para tratar de entender las coordenadas en que el juego de contradicciones que producen los polos opuestos de la riqueza versus la pobreza y viceversa, llevan a nuestras sociedades centroamericanas por un derrotero definible sólo porque los procesos históricos nos han desfavorecido económica y políticamente, determinando los altos índices de desarrollo en desventaja que en tales términos, nuestros pueblos han tenido que afrontar.

Centroamérica toda no escapa a estas vicisitudes de cualquier forma que se desée visualizar y enfocar esta situación. Por eso, ante semejante encrucijada que la Historia nos marca en la hora actual, principiando el milenio y este nuevo Bactun, los antropólogos centroamericanos hemos decidido hacer un alto en el camino, no para descansar, sino para preparar nuévamente las herramientas ideoprácticas con las cuales debemos continuar allanando el camino, abriendo las brechas necesarias y urgentes, orientando las vías que nos lleven a imprescindibles y adecuadas maneras de alivianar la existencia de los compatriotas centroamericanos, aquellos que llevan la peor parte en el reparto de los bienes producidos por las sociedades, que benefician más a unos, los menos, que a éstos, los más.

Download IMG_0271.JPG (253.6 KB)De ahí que nuestro tema de reflexión en esta oportunidad nos lleve a concientizarnos con más profundidad en torno al valor de la tierra, nuestra madre naturaleza, porque ella es la esencia de nuestra existencia y por ella nos elevamos al encuentro con la armonía natural, acuática, forestal y por supuesto, mineral. Enfatizo el aspecto mineral, por no considerar posible que la explotación minera tal como se la perpetra actualmente contra los pueblos indefensos, vaya a beneficiarlos en altos porcentajes, sino todo lo contrario.

Las causas y efectos de toda índole están siendo analizados en este cónclave, en el que las mentes iluminadas de las antropólogas y antropólogos centroamericanos, en sus fases docentes y estudiantiles, están llevando a cabo con el mejor rigor académico. El efecto principal deberá ser una mejor visión del problema planteado en las bases ideológicas del congreso con el objeto de orientar nuestras decisiones a futuro, con más certeza y pertinencia.

Es entonces, en este sentido, que este homenaje que se nos rinde a mi amigo centroamericano costarricense, Rolando Quesada Sancho, a quien saludo hacia donde su espíritu se encuentre en el universo, y a mi persona, me honra profundamente, con el conocimiento y la esperanza que me da la seguridad de que los frutos están por venir y estarán llegando con la certeza del conocimiento científico que dialécticamente ha de llevarnos por caminos más seguros hacia una vida de mayor bienestar en todos los sentidos para las mayorías poblacionales que, en esta hora, sufren la desventaja de los desarrollos torcidos que las oligarquías criollas nos deparan año con año.

Es así como agradezco, en nombre de mi colega desaparecido y en el mío propio, esta honorable distinción que nuestros colegas investigadores, docentes y estudiantes nos otorgan, al dedicarnos este IX Noveno Congreso Centroamericano de Antropología. Hago extensivos mis agradecimientos personales a mis colegas guatemaltecos, especialmente al Dr. Alfonso Arrivillaga por el encomio en torno a mi persona y a la Maestra Lesbia Ortiz, a todas ellas y todos ellos, quienes han creído en mi labor profesional y de esta manera lo reconocen. A mi familia, mi esposa Ruth Salazar y a nuestros hijos, Anaís y Carlos Ariel, involucrados conmigo desde siempre, en mis esfuerzos por comprender los distintos modos de resolver los avatares y las interioridades de las familias y comunidades a donde hemos llegado a trabajar con humildad y afán de servicio, y de quienes tanto hemos aprendido.

A las autoridades de la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala, por su apoyo decidido para la realización de este congreso, a mis amistades en general y a los colegas centroamericanos, ellas y ellos, por su amistad y lealtad a esta causa que, repito, me honra profundamente y llevaré en este mi atribulado corazón de aquí en adelante.

MUCHAS GRACIAS.

Carlos René García Escobar
19-02-2013